Mi vida es errante y jamás te podría amar
Porque tú el sauzal que a la orilla se mece,
yo soy el río como si a tu sombra durmiese
y corre por la pendiente hasta llegar al mar.
Porque soy el viento que no cesa de soplar,
detenerme llamar a gritos mi muerte fuese;
y tu tan solo una flor que la pradera crece
que quiere o que anhela conmigo marchar.
Te amara siempre si tú fueras la eternidad
donde tras largo camino el río llega dormido
a perderse en profundo sueño de inmensidad
Allá donde el ágil viento queda convertido
por vivir en postrer suspiro de ansiedad,
donde ya no importa ni el placer ni lo sufrido.
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