Seré el árbol que quieres que sea:
complexo, estridente y forajido.
Aunque sea solo un tronco seco
y paria o cualquier fatua enredadera
tramontando la doxa colina de tu estival matriz
taciturna guarnecida de ígneas púas cicutarias.
Seré tu árbol descochambrado con sus vísceras expuestas
al infinito sol agonizante cual pez sacrificado
y estirado entre dos victoriosos maderos.
Seré tu árbol atrapado en la telaraña de tu mirada
y el embrujo de tus ojos enredando mis hipógrifos deseos abisales.
Aunque yazca aquí entre los peñascos
ponzoñosos de mis invertebrados libros
con todos sus fantasmas y sus paréntesis
yuxtapuestos, sus isomorfismos
y sus sempitermos andamiajes esquivos
incrustados en mi silencio más desértico.
Nicolás Hidrogo Navarro.
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