Gratos recuerdos llevan los días que se van,
como aquella vez primera, cuando te conocí;
inocente, hermosa y alegre, tan linda para mi,
añorando esos tiempos, sé que nunca volverán.
Hermosa es tu figura que siempre recordaré.
Al divino elevo mi plegaria con gran devosía
para que esos momentos regresen algún día;
bellos tiempos que se fueron y jamás olvidaré.
Penando paso mis días por amarte tanto,
náufrago en el mar del dolor y sin aliento.
Mira mis ojos y sabrás que no te miento;
a tu merced deje un amor tan sacrosanto.
Y tú preciosa que eres la causa de mi llanto
penares que me diste despreciando mi amor;
ni siquiera conoces cuan profundo es mi dolor,
no sabes que se sufre teniendo un desencanto.
Ingrata, tú no sabes de negruras en la vida;
hay penas tan profundas que llora el alma
y acompasa el viento en la soledad en calma,
hay dolores tan cruentos y no se ve la herida.
Tu no sabes de penas como estas las que llevo
enraizadas en lo más profundo de mi pecho
y a mi pobre corazón destrozaste sin derecho;
¡Quítame tú la vida!; que yo quitarme no puedo.
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